Esa ventana que se abre durante la noche, esa brisa que recorre tus sábanas y te acaricia el rostro, ese beso en la frente que te despierta con un sobresalto… Hará tres días que alguien empezó a visitarme en mi habitación, un espectro, un ente que me desea. ¿Quién podría ser? La espalda me sangra y empiezo a recordarla. Es ella, Elisabeth, mi difunta ex novia. Regresa a mi mente el momento exacto que corté nuestra breve pero intensa relación, las palabras que me dijo antes de marcharse para siempre, ¿para siempre?, eso creía.
Me dijo: “nadie me ha hecho sufrir tanto como tú, y prometo que muy pronto te arrepentirás de todo el dolor que me has causado”.
Una semana más tarde me enteré de su suicidio, aquella misma noche que nos vimos por última vez... ¿última?, no, ella está aquí de nuevo, ha vuelto para cumplir su promesa de venganza.
Una semana más tarde me enteré de su suicidio, aquella misma noche que nos vimos por última vez... ¿última?, no, ella está aquí de nuevo, ha vuelto para cumplir su promesa de venganza.
No entiendo como es posible que no fuera ella quien acabara con nuestra relación, después de todo, ella tenía razón, fui muy cruel con Elisabeth, cada uno de los días que estuvimos juntos. Pero acabé por aburrirme.
Siento un dolor indescriptible en mi vientre, aparecen moratones en mis muslos, y empiezo a sangrar por el recto… su venganza se está consumando, es un ojo por ojo y diente por diente.
Han pasado dos días, sigo con vida, y el espíritu vengativo de Elisabeth ha dejado de visitarme. No concilio el sueño, el dolor físico ha cesado, pero ahora es más intenso, está en mi sangre, en mi alma. Creo que solo hay una manera de acabar con este sufrimiento, del mismo modo que lo fue para ella. Este es, sin lugar a dudas, el final que merezco.
Pero una vez yo muera, no sentiré la necesidad de venganza que sintió ella, no iré a visitar a nadie. Pues para mí... no debe haber lugar en este mundo.
Una prosa hermosa que sin embargo eriza los pelos por el horror que contienen. Una historia breve pero intensa, con un trasfondo aterrador, más aterrador que los hechos narrados a simple vista. Se puede escribir terror de manera poética, y tú lo haces.
ResponderEliminarUn abrazo, Compañero.
Muchas gracias por tu positiva valoración, Ricardo.
EliminarUna historia terrible que sucede con demasiada frecuencia, de hecho, una sola vez ya sería intolerable.
Abrazo, compañero.
Hace tanto tiempo no te leía Edguitar y ya extrañaba tus letras y esta vez, tan poéticas sin dejar de erizarte los pelito de la espalda. Buenísimo!!
ResponderEliminarPues me alegra verte de nuevo en este Rincón, tan tuyo como mío.
EliminarMuchas gracias, Tania.
Abrazo, compañera. ;)
Me ha encanta Edgar.Aun conociendote tanto, lo que explicas me transporta. Muy bueno!!
ResponderEliminar¡Qué bueno verte por aquí, Edu!
EliminarMuchas gracias, hermano.