En constante ambigüedad y relatividad, ante las cuestiones que prevalecían en el entendimiento de lo interno y externo del mundo que habitaban. Fueron humanos, simples animales evolutivos, y llegaron a ser personas, complejas entidades de ilusoria identidad.
Hijas de la ilusión; ese fue el nombre que recibieron por parte de nuestras observadoras, antes de perecer y devolver la armonía a la tierra, cuya salud pendía de un hilo, al borde de la extinción, por la cara más oscura de aquellos bípedos llenos de amor y de vida, pero a su vez; crueles e insensatos.