lunes, 29 de junio de 2020

Unicornio Rosa: Capítulo 1 "Modo Aleatorio"

Unicornio Rosa


¿Quieres huir?, ¿encontrar tu lugar en el mundo? ¿Qué esperas encontrar allí dónde vayas?,  ¿quién eres? El viaje empieza en tu interior. ¿Anhelas ese unicornio rosa con el que siempre soñaste?, ¿puede el poder de la imaginación acercarte a la realidad que deseas experimentar? Un impulso te ciega, la creencia de poder alcanzar una respuesta, aquella que le dé sentido a todo lo que te rodea, a todo lo que eres. 

¿Eres una ilusión real, o una realidad ilusoria?


Modo aleatorio


Mi nombre es Mariana, tengo dieciséis años y vivo en Sant Celoni, un pueblo de la provincia de Barcelona. Pero nada de eso importa, porque sé lo que soy en realidad, y ni mi nombre, ni mi edad, ni el lugar en el que vivo tienen una connotación real. Soy energía en movimiento, esa es la única verdad que concibo. Hace poco que tengo muy clara en mi mente esta premisa, y estoy a las puertas de mi siguiente paso, la muerte. No tengo nada más que hacer aquí, en este plano terrenal. Pero antes de concluir os voy a explicar la historia que me llevó a tomar esta última decisión. 

Todo empezó hace tres meses, al acabar el último curso de secundaria. Por aquel entonces tenía muchas otras cosas en la cabeza, y todo el verano para disfrutarlas.

El primer día de vacaciones, bien entrada la mañana, me fui a la piscina de un pueblo cercano, ya que aquí en Sant Celoni aún no tenemos una piscina pública en condiciones, y aunque muchos partidos políticos, durante las elecciones, prometieron construir una, aún no han empezado a hacerlo. En fin, me puse mi bañador y un pareo, agarré mi bolsa con la toalla, el monedero y mi teléfono móvil, cogí el autobús y me fui a la piscina de Llinars. Solo llegar planté mi toalla en el césped, dejé el bolso tapado por el pareo, y me tiré de cabeza al agua, ni siquiera pasé por la ducha, es obligatorio, pero el socorrista no estaba al caso. Hacía un calor terrible, muy cerca de los cuarenta grados. El primer chapuzón es el mejor, no hay duda. No soy de estar demasiado tiempo en el agua, una vez empapada me estiré en la toalla, y me puse los auriculares, para escuchar un par de temas del nuevo disco de Madonna. No tardé en percatarme de las miraditas de aquel niño, un crío de unos diez años, un mocoso mirón. Mis pechos han crecido una barbaridad este último año, y hace ya un par de años que apareció un sensor en mi mente, al estilo de Spiderman, un sentido arácnido que se activa ante las miradas lascivas y el deseo sobre mi cuerpo, tanto de niños precoces como de hombres de cualquier edad.

Ese renacuajo me miraba fijamente mientras lamía un estúpido helado rosa con forma de pie, no debía de tener más de diez añitos, su madre estaba sentada a su lado de espaldas a mí, y enfrente de ellos había un señor de unos cincuenta, un calvo con melena como diría mi amiga, Julia. Aquel hombre también me lanzaba miradas cada cierto tiempo, a través de sus gafas de sol reflectantes, no podía ver sus ojos, pero aún así... creo que los que llevan gafas de sol creen que una no se da cuenta si la miran fijamente, pero no es así. Yo noto si me están mirando, incluso si el observador anda detrás mío. No estaba nada mal el nuevo LP “Madame X”.

Me fui a la terraza del bar, me senté en una mesa y pedí un café descafeinado con hielo, me gusta el sabor, pero no tolero bien la cafeína. Unas semanas antes había tomado un café en casa de Gloria, una de mis mejores amigas, mi corazón se puso a mil por hora, fue horrible.

Fue en ese instante, cogí el vaso de café descafeinado con hielo y le di un sorbo, cuando se sentó un abuelo en una de las tres sillas vacías de la mesa donde yo estaba, sin pedirme permiso. Y así sin más me empezó a hablar, como si me conociera de toda la vida.


- Hola, Mariana. ¿Qué tal la mañana? ¿Calurosa, no crees? 


- ¿Disculpe? -le pregunté con socarrón respeto-. ¿Le conozco?


- Sí, claro, pero no me recuerdas.


- Ah, sí.. y ¿de qué lo conozco?


Aquel abuelo, tendría unos setenta y largos, ochenta años, cabello largo y blanco ceniza, barba y bigote del mismo color, y gafas de sol oscuras. Pensé que no lo había visto antes, ni en aquel ni en otro lugar. Con una constante sonrisa en sus labios, y dentadura perfecta, postiza, quizás. Se levantó las gafas y me miró fijamente, de una manera casi tierna, con sus ojos azul cielo, una mirada clara, casi transparente.


- No creo que me recuerdes, Mariana. Cuando nos conocimos ni tan siquiera te llamabas así.


Debo confesarlo, aquello me asustó, incluso pensé en levantarme e irme de allí, pero algo me lo impedía, una fuerza misteriosa. Creo que, de algún modo, me hipnotizó. Y no pude hacer otra cosa que continuar con aquella extraña conversación.


- Y… ¿como me llamaba, entonces?


- Quim, ese era tu nombre.


- ¿Quim? Es nombre de chico.


- Eras un chico.


Y una vez dijo aquello se puso en pie, me dijo que nos volveríamos a ver pronto, se colocó las gafas de sol de nuevo y se marchó por donde vino. Yo me quedé allí durante un largo rato, completamente atónita. No sabía cuánto tiempo estuve allí quieta, sin pensar en nada, incapaz de salir de mi asombro. ¿Podría ocurrirme algo más extraño que aquello? Pues sí. Fui a la barra a pagar el café con hielo, y le pregunté a Maite si conocía a aquel anciano de larga melena plateada. 


 - ¿Qué anciano? - me preguntó -. 


- Ha estado ahí sentado conmigo - le señalé -. 


- No he visto a nadie contigo en toda la tarde... 


¿Toda la tarde? <<pensé>>. Volteé la cabeza, todos se habían marchado. Miré el reloj de pared del bar, eran las siete y media de la tarde. ¿Cuántas horas había estado allí sentada? ¿me había dormido?

Esto fue solo el principio de una larga lista de acontecimientos inusuales, los cuales me llevaron al punto en el que ahora me encuentro. Aquel primer día de vacaciones me reservó una última sorpresa. De camino a casa puse en el reproductor el modo aleatorio, la primera canción que empezó a sonar era del grupo de pop inglés “The gold punishers”, el tema se titulaba “¿Where is my pink unicorn?” y el estribillo rezaba; “It will come after you, be patient, the pink unicorn disguises itself as anything, from anyone, like that blue-eyed old man who watches you closely” que significa algo así como; “Vendrá a por ti, ten paciencia, el unicornio rosa se disfraza de cualquier cosa, de cualquier persona, como ese anciano de ojos azules que te observa de cerca”...



Continuará...

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