*Relato escrito a dúo con María Campra: "Encantadora de Cuentos"
3ª Parte "La Jota Negra"
Se estaba secando el rostro con una toalla, acababa de salir de su última ducha, y pronto dejaría ir su último aliento. Carlos Zafiro se encontró conmigo a sus espaldas, me vio reflejada en el espejo de su baño. Se dio la vuelta y movió sus labios. No le dio tiempo a emitir ni una sola palabra, no pudo suplicar por su vida. El agujero humeante en su cráneo lo certificaba. Cayó cómo caen todos, cómo un castillo de naipes, a plomo.
El objetivo había sido fácilmente localizado, y aún más fácil si cabe; eliminado. Esa misma noche abandonaríamos nuestras nuevas máscaras, y nuestro falso hogar.
Él me esperaba en el auto. Acordamos que solo uno de nosotros bastaba para acabar con Zafiro. Nos lo jugamos a una mano de la "jota negra". Gané. Me gusta mi trabajo.
Al llegar a aquella casa todo se tornó irreal, no me acostumbro a esta parte, aún menos cuando una se ha enamorado de verdad. El servicio de limpieza de la agencia tardó dos días en vaciar el que fue nuestro hogar durante aquel año. Solo había que esperar a nuestros taxis, y no volver a vernos jamás. Pero ambos sabíamos que eso no iba a pasar.
* * *
- Mi verdadero nombre es Luca.
- ¿Perdón?
- Mi nombre...
- Si, ya te oí. No debiste decírmelo.
* * *
Aún recuerdo la primera vez que rompimos las cadenas del deseo prohibido. Estirados sobre la cama, repasábamos nuestros papeles a interpretar. Fechas, anécdotas... estupideces. Teníamos invitados aquella noche, una pareja de vecinos, los Falio, o Fadalio, no lo recuerdo. Menudos ingenuos enamorados, pero fue divertido.
Me rozó un pie con las puntas de los dedos de su mano, y caminó sobre mi muslo con dos de ellos. Silbando una melodía de Jazz. Él sabía que la atracción me delataba, me habló del brillo de mis ojos, y de mi sonrisa. Me sedujo con sus palabras, su sentido del humor. Un par de caricias fueron suficientes para hacer volar las sábanas. Y caímos en la tentación.
Aquella fue la primera vez que hicimos el amor, la primera de muchas otras.
Pero no debiste revelarme tu verdadero nombre. Todos los que supieron el mío están muertos.
* * *
Querida compañera, los secretos son mentiras disfrazadas de ausencia, y tarde o temprano salen a la luz, mostrando su verdadero rostro. Una vez te encuentras la verdad, cara a cara, ya no habrá máscara que la pueda ocultar.
Recuerdo nuestra primera vez, y las siguientes. Mis palabras te cautivaron, mi sonrisa, mis caricias, caíste en mi red. Aún desconoces quien nos unió en nuestra misión, la verdadera identidad de Zafiro.
Disfruté viendo cómo le metías una bala en la cabeza al último hombre que conocía la verdad que algún día averiguarás. Incorporé una micro cámara en el arma con la que le volaste los sesos, en el auto pude ver con claridad que mi objetivo era eliminado por la persona adecuada. Vi cómo intentó decirte algo antes de que acabaras con su vida, no iba a suplicarte, si es eso lo que pensaste, iba a revelarte el secreto final. De haber sido así, tendría que haberte matado en aquel mismo instante.
¿Crees que no volveremos a saber el uno del otro? ¿Crees qué no queda nadie que sepa tu verdadero nombre?
Jamás he perdido una mano jugando a la "jota negra", Alicia.

Continuará...
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