Se le había antojado un postre, era sumamente difícil su elaboración y casi imposible obtener su ingrediente principal, más el Rey no escatimaba en gastos con tal de saciar sus más disparatados caprichos.
El rey quería un último pastel de cuerno de unicornio.
- ¡A partir de mañana comeré caldo de cola de sirena! - Ordenó a sus cazadores reales y a su cocinero, el gran chef, Almejillón -.
Los cazadores se separaron para apresurar su búsqueda, oscurecía, el rey quería pastel antes de irse a dormir.
Un cazador se topó con la fantástica criatura, tras un monte de orégano y flores de miel.
El trampero agarró su fusil, apuntó hacia su presa y observó sus brillantes ojos.
- No me matéis, soy el último unicornio que queda con vida en vuestro reino, si acabáis conmigo, desaparecerá la fantasía, nuestros cuernos son la fuente de toda imaginación.
El súbdito hizo caso omiso de la advertencia y disparó.
El rey jamás pudo saciar de nuevo su caprichoso paladar, tenía los ingredientes, pero sin fantasía, sin imaginación, sin creatividad, sus sabrosos platos ya nadie pudo elaborar, nunca más.
Fin
Justo castigo para un rey tan caprichoso! Que se chinche!. Besitos, me ha gustado mucho.
ResponderEliminar¡Gracias Mercedes! ¡Que se chinche, sí señora!
Eliminar¡Besitos!
jeje... y como lección: No matarás... y menos por capricho. Un cuento con su moraleja, lo tiene todo!!
ResponderEliminar¡Gracias Sonia! Ojalá algún día tampoco matemos por capricho, por saciar nuestra sed de lujo...
Eliminar¡Un abrazo!
Casi muero de la risa con el nombre del chef. Pinceladas que recuerdan a la Historia Interminable, a Legend, a los cuentos de hadas y un toque de humor ¡Esa sí que es una receta buena!
ResponderEliminarEnhorabuena, cocinero de cuentos ;-)
¡Gracias Mar! jejejjeje, Almejillón Cenutriez hubiera sido un buen nombre para un "malo" de Mortadelo y Filemón...
EliminarLas dos películas que mencionas las he visto como un millón de veces, algo queda...
¡¡¡Gracias Cocinera, un abrazo!!!
El chef almejillon, me ha encantado. Un buen cuento con moraleja. Con tu permiso se lo leeré a mis niñas. Que imaginación, se te da de lujo esto de la fantasía. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Gracias María! Sí este pequeño cuento, surgido de una pequeña idea, alimenta el sueño de unas pequeñas niñas, se cerrará así el mágico círculo que es la escritura y la lectura... Esa es nuestra razón de ser escritores, ¿No? ...Para mí sería un sueño hecho realidad...
EliminarGracias por tus lindas palabras, Un abrazo!!!
El nombre del chef es estupendo. Buen relato!! me ha gustado el mensaje.
ResponderEliminarUn saludo ;)
¡Gracias Agustin! Parece que el nombre del chef ha gustado... ¿Un Spin Off con él de prota? jajajajja
Eliminar¡¡¡Un saludo y gracias!!!
Hola Edgar.
ResponderEliminarMuy bello tu cuento, alegre, entretenido y muy aleccionador.
Sin fantasía e imaginación ya nada es igual.
Una bella manera de enseñar.
Me ha encantado.
Un gran abrazo.
¡Muchísimas gracias Lucia! Ese es el mensaje, y creo que sí, la escritura creativa es ideal para transmitir valores a los más pequeños... Pero claro, cada uno quiere transmitir los suyos, por suerte los niños crecen y construyen los suyos propios...
Eliminar¡¡¡Gracias, un abrazo!!!
Je, Je. Me han gustado las petunias de calabacín.
ResponderEliminarVeo que los Dioses tenían razón...No tenemos remedio.
¡Gracias Paola! Un mundo de manjares...
EliminarEspero que el remedio sea una nueva civilización sin dinero, sin fronteras, sin reyes ni dioses...
... ¡Lleno de ciencia, amor y creatividad!
¡Un abrazo!
Tu cuento rebosa colores e incluso olores, me encanta! Además has añadido una pizquita de humor y un buen puñado de moraleja... creo que aún debe quedar algún unicornio vivo (¡¡al menos en el reino de tu imaginación!!) ;) Un relato genial, Edgar, enhorabuena!!
ResponderEliminarUn abrazo de viernes.
¡Mil gracias Julia por tu buena crítica!
EliminarImposible acabar con todos ellos mientras exista la fantasía...
¡¡¡Un abrazo!!!
Tremenda moraleja. Completamente de acuerdo, los sueños y deseos son tan necesarios como el apetito por cosas nuevas. Muy bueno Edgar, abrazo
ResponderEliminar¡Gracias Ana! Yo también lo creo así, abrazooo!!!
EliminarEdgar, Edgar, Edgar... ¡Mal! ¡Muy mal! Peroooooooo... ¿Cómo se te ocurren semejantes crueldades? O.o ¡Ay! ¡Por Dior! ¡Unicornio! ¡El Último Unicornio! Es que... Es que ese maldito Monarca no podía comer... No sé... ¡Un minotauro! ¡También tienen cuernos! ¡Y seguro que ganaba en virilidad! ¿Eh? ¿Puuuuu qué? - Se va a llorar a una esquinita porque le gustan mucho los Unicornios y está muuuu triste ;( -
ResponderEliminar¡¡Aiiiix!! Si ignoro el hecho de que ese Rey se merezca atragantarse con el cuerno del Unicornio, te diré que es... ¡Super original! El cocinero Almejillón me ha arrancado una sonrisilla (Antes de volver a ponerse triste ;P) al leer su peculiar nombre...
¡Besines! ;)
Siento que te haya afectado, pero ahí va un secreto... El unicornio dijo ser el último para salvar la vida de sus hijos, aún no les había crecido el mágico cuerno, la fantasía regresará de nuevo al reino y el rey morirá atragantado por la espina de una cola de sirena! Así que tranki...
Eliminar¡Un abrazo Campanilla!
Muy bueno, Edgar!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, sin imaginación, fantasía y creatividad, nanay de la china!
Un abrazo.
¡Gracias María!
EliminarNanay de la china, así es...;)
Un abrazo!
Muy buen cuento, cortas la tristeza del último unicornio con dosis de buen humor.
ResponderEliminarAbrazo, Edgar!
¡Gracias Federico! El humor es un buen traje para vestir a la desdicha...
EliminarAbrazo, Sr. Rivolta!
Merecido se lo tiene ese rey.
ResponderEliminarLa verdad no me esperaba ese final, bastante bueno.
Un saludo..
Gracias Felipe! Me alegro de que te pareciera un final inesperado.
EliminarUn saludo...