La pequeña corría por la gran mansión, golpeando su frágil cuerpo contra las paredes de los interminables pasillos, sangraba la profunda herida de su brazo derecho dejando un rastro rojo infierno en el suelo, los pies descalzos de su verdugo pisoteaban los charcos donde antes se había detenido la chiquilla a tomar aliento, ríos de sangre y huellas.
Casandra se agarró a la barandilla de la enorme escalera de caracol que unía la segunda planta con el desván y peldaño tras peldaño subía entre gritos de dolor, allí arriba se escondió entre muebles antiguos, polvo y telarañas, descansó un largo rato.
La madera crujía bajo sus pasos, ojos inyectados en maldad, macabro juego del escondite, asomando la cabeza con brusquedad, no halló la muerte a la pequeña en los rincones, en la penumbra.
La niña atemorizada, oculta en el silencio, reprimiéndose los alaridos del sufrimiento, entrecortando su respiración, acelerando sus palpitaciones dio esquinazo a la sombra que la perseguía.
Bajó las escaleras con el cuerpo inclinado, resbalando sobre el flujo bermellón que antes había escapado de sus venas, contemplando las huellas de los pies descalzos que la intuían cerca, lista para afrontar otro cruel ataque con el filo de su puñal, bañando así con su vida el hambre del terror que la acechaba incansable.
Volvió a recorrer los pasillos, recorrió la mansión una y otra vez y cansada del terrorífico juego se detuvo ante el gran espejo de la entrada, posó la punta del puñal en el reflectante cristal y rió de nuevo.
- Te he vuelto a alcanzar Casandra.
Sus pupilas se dilataron como luna llena en la inmensa nocturnidad, alzó su mano izquierda y esta vez rajó su bello rostro, una cascada de rojo infierno resbaló por su frágil cuerpo hasta cubrir sus pies descalzos.
La madera crujía bajo sus pasos, ojos inyectados en maldad, macabro juego del escondite, asomando la cabeza con brusquedad, no halló la muerte a la pequeña en los rincones, en la penumbra.
La niña atemorizada, oculta en el silencio, reprimiéndose los alaridos del sufrimiento, entrecortando su respiración, acelerando sus palpitaciones dio esquinazo a la sombra que la perseguía.
Bajó las escaleras con el cuerpo inclinado, resbalando sobre el flujo bermellón que antes había escapado de sus venas, contemplando las huellas de los pies descalzos que la intuían cerca, lista para afrontar otro cruel ataque con el filo de su puñal, bañando así con su vida el hambre del terror que la acechaba incansable.
Volvió a recorrer los pasillos, recorrió la mansión una y otra vez y cansada del terrorífico juego se detuvo ante el gran espejo de la entrada, posó la punta del puñal en el reflectante cristal y rió de nuevo.
- Te he vuelto a alcanzar Casandra.
Sus pupilas se dilataron como luna llena en la inmensa nocturnidad, alzó su mano izquierda y esta vez rajó su bello rostro, una cascada de rojo infierno resbaló por su frágil cuerpo hasta cubrir sus pies descalzos.
Fin
:(....yo me quedo escondida y no salgo nunca más...que me carcoma el miedo o lo que sea que me encuentre!
ResponderEliminarleerte siempre es bueno:(...pero escuchar la narración ...ps si no lo haré más,ya sabes lo sensible que soy con estas cosas de miedo,besos pa ti mi choco-compañero!
¡Gracias, Ady! Es un micro y un audio de terror, que provoquen miedo es todo un cumplido. Pero si te afecta negativamente, mejor deja pasar este tipo de relatos, no quiero eso para nadie.
Eliminar¡Besos, Choco Compañera!
Expectacular. Ademas el poder leerlo y escucharlo es brillante.
ResponderEliminarUn abrazo compañero
¡Gracias, Oscar! También creo que es una buena manera de leer un relato, el audio y la música de fondo le dan fuerza a la palabra escrita.
EliminarUn abrazo, compañero.
Que mal rollo, Edgar. Transmites una angustia absoluta y ejecutas brillantemente el juego del gato y el ratón. El audio no hace más que envolvernos con una atmósfera descorazonadora. Me has puesto los pelos de punta, compañero,
ResponderEliminar¡Gracias, Alejandro! Pues me alegra haberte transmitido todo esto y ponerte los pelos de punta. Creo que repetiré esto del audio con el relato.
EliminarAbrazo, compañero.
Qué miedo Edgar! El audio le da más pavor, sin duda. Este micro ya lo tenías ¿verdad? Es brutal. Abrazote
ResponderEliminar¡Gracias, Ana! Me alegra haberte provocado miedo, me halaga. Sí, es uno de mis primeros micros de terror, tiene una segunda parte: Pupilas Rojo Infierno. Me encanta que me digas que es ¡Brutal! Gracias.
EliminarAbrazote, amiga.
Aggggg, ya lo que me faltaba, que le pusieras audio a tus relatos de terror, entre este y el del cumpleaños no voy a dormir en un mes, jajaja. Genial en serio.
ResponderEliminarJajajajaja... ¡muchas gracias, María! Encantado de que no puedas dormir por mis relatillos de Terror... muahahahahahaha...
Eliminar¡Un besillo, Compi!
Qué buena idea, que te cuenten un cuento siempre es un gustazo, aunque sea de miedo... O precisamente por eso ;-)
ResponderEliminarAbrazos :)
¡Gracias, Mar! Pues si que mola que te cuenten un cuento. Me estoy empezando a aficionar a esto.
EliminarAbrazos ;)
Recuerdo haber leído este magnífico relato en alguna ocasión, así que ahora me he deleitado oyéndolo. Sencillamente magistral, Edgar!!
ResponderEliminarNo sé de dónde has sacado esa voz de ultratumba para narrar la espeluznante historia de la pequeña Casandra, pero imagino que de donde mismo el argumento: de tu descomunal talento :) Muy muy bueno!!
Un gran abrazo y feliz tarde!!
Me alegra que hayas disfrutado con este experimento.
EliminarMuchas gracias, Julia.
Es mi voz retocada!
Gran abrazo, feliz finde! ;)
Ay!!!... Que miedo Edgar, esa voz, ese relato... Me encuentro envuelta en un susto inmenso, tendré que abrazar a mi osito de peluche para poder dormir.
ResponderEliminarMe ha encantado, el relato y la voz. Una pasada! Besitos
Me alegra causar miedo, cuando ese es el objetivo.
EliminarMuchas gracias, Mercedes.
Besitos, Amiga! ;)
Muy bueno, Edgar. Esa oscura voz y esa musiquilla le dan la atmósfera perfecta para poner los pelos de punta.
ResponderEliminarUn abrazo, Amigo.
Muchas gracias, Ricardo. Me alegra que te haya gustado la atmósfera que aporta el audio.
EliminarAbrazo, Amigo de Letras.
Hola Edgar.
ResponderEliminarExcelente propuesta, muy creativa.
El texto es muy bueno, inquietante y el audio le da mayor entidad. Llega más y asusta más.
Felicitaciones
Hola, Ricardo.
EliminarMuchas gracias por tu positiva valoración.
Si así asusta más, objetivo logrado.
Felicitaciones compartidas, compañero.
Eres un crack, el relato es bueno, pero el audio ya me ha parecido espectacular. Supongo que lo has editado tu. Un genio de voz roja inferno.
ResponderEliminarUn saludo!
¡Muchas gracias, Santiago por tu gran y positiva valoración!
EliminarSí, la edición es mía, con pocos pero suficientes medios para realizarla. Un acabado de baja calidad pero que en el caso del terror le da un plus, por su reminiscencia al sonido tosco y sucio del cine de terror antiguo, como una psicofonía.
¡Saludos, compañero!
En la línea del otro microrrelato con audio, en esta ocasión el lector se adentra en esos pasillos y se imagina huyendo a la chica. Una macabra y mortal sorpresa espera en el espejo. ¡Sigue en ese buen camino Edgar! Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, José Carlos.
EliminarMe alegra tu positiva valoración.
Saludos, Compañero.