Ayer fui a visitar a mi abuelita al hospital. Lleva allí diez años, en coma profundo. Sabemos que no despertará jamás. Así lo afirmó el Dr. Figueroa. Hace tiempo que al referirme a ella lo hago en pasado.
Mi abuelita se llamaba Dulce Nombre y ese nombre debería haber sido el mío.
Cualquier día se irá y yo me querré marchar con ella. Antes de que eso ocurra debería confesar, debería confesarlo todo.
***
Santiago paseaba por el parque de los nísperos, al pie del Monte Negro. Se sentaba en un banco, lejos del bullicio de la ciudad. Leía una de sus novelas de misterio.
Sofía se acercó a él, cierto día.
"Eres demasiado joven" le dijo tras varias charlas en aquel lugar. Pero cuando ella le propuso un juego, en el que un disfraz de gata y excitantes sugerencias eran el epicentro de sus propuestas, Santiago no pudo ni quiso resistirse.
Unas prácticas gratuitas con el coche de empresa fueron el obsequio a tantos instantes tremendamente satisfactorios para él. Hasta el día en el que regresó al argumento inicial. Aquella vez no por miedo si no como excusa. Una necesidad vital de huir de la niña que lo complacía y lo atormentaba por igual.
"Eres demasiado joven".
Luego acabó su refresco. Ella ya le había añadido, sutilmente, un extra sin sabor alucinógeno. Aquellas fueron sus últimas palabras, antes de desangrarse y asfixiarse con sus propias gonadas.
Ella lucía su traje de licra negro, en el mirador, sin testigos. Donde tantas veces habían usado el coche como dormitorio de las mil delicias. Como mil Alicias haciéndole caricias, conduciéndolo al país de las maravillas.
***
El detective Hernández estudiaba las fotografías de las escenas de los crímenes.
En una de las instantáneas, Hernández observó algo que le había pasado desapercibido. En un estante del sótano de su compañero, Roberto Sanz, segunda víctima de Dulce Nombre.
Era la carcasa de una vieja máquina de escribir.
Posiblemente no significara nada, no aportara nada a la investigación. Fausto no veía probable que fuera la misma máquina de escribir que utilizara el asesino para teclear aquellas notas.
Pero el detective presintió que debía comprobarlo. Tuvo una corazonada.
***
Mi madre se ha acercado a mí esta tarde. Me ha abrazado, me ama. Ha llorado sobre mi espalda.
***
- Debes acabar con esto, Sofía.
- Mi nombre es Dulce Nombre.
- Lo sé hija, lo sé.
Continuará...
Janis Joplin
Genial....me encanta esta serie tan oscura.
ResponderEliminarUn abrazo compañero
Me encanta que te encante, Sr. Ryan.
EliminarUn abrazo y gracias, compañero.
Siguiendo el hilo de Óscar, ¿Que oscuro pasajero habita en esa niña?. Esto te lo coge Sam Reimi y te forras. No había seguido un relato hasta tan lejos. Abrazos, máquina.
ResponderEliminarLe regalaba la historia a Sam, solo si Bruce Campbell interpreta al padre de Sofía... ;)
EliminarMe alegra de que te haya enganchado esta historia Dexteriana.
¡Gracias y un fuerte abrazo, Machine!
Muy bueno el perfil de Sofia, toda una psicópata :)
ResponderEliminarFeliz descanso!
Muchas gracias, Alejandra por considerarlo así.
Eliminar¡Feliz día, abrazo, compañera! ;)
La madres siempre ocultan los pecados de sus hijos y sufren en silencio.
ResponderEliminarSeguiremos atentos a las andanzas de esta niña psicópata como morbosos voyeurs. Espero que no se nos contagie su perversidad.
Un abrazo.
Exacto, Josep Mª. La madre sufre por ocultar ciertas cosas.
EliminarEste personaje, para mi, es una vacuna contra lo que representa.
¡Gracias, un abrazo, compañero!
Madre mía, ese padre buscando su asesina, esa madre sabiendo quien es. Terrorífico. Un abrazo Hermano de Letras.
ResponderEliminarUn juego familiar terrorífico, así es, Hermana de Letras...
Eliminar¡Muchas gracias y un fuerte abrazo, María! ;)
Esto sí que no se esperaba: la madre lo sabe. Una enorme e inesperada revelación. También en este capítulo revelas que la niña necesita confesar y que quiere irse con su abuela, a la que ama tanto que trata de adoptar su nombre de una manera muy sádica y oscura. Aún no sabemos porque lo hace de este modo tan horrible, así que habrá que esperar con impaciencia. Lentamente va avanzando, muy lentamente, pero para nada tedioso, le da una atmósfera de serenidad y frialdad casi demente. Un abrazo, Amigo de Letras.
ResponderEliminarPor cierto, me encantó la frase de Alicia. Muy ingeniosa.
EliminarLa madre sabe algo, pero nosotros no sabemos cuanto sabe...
EliminarLa relación con su abuela es de vital importancia...
¡Abrazo, Amigo de Letras!
Esa frase es un guiño a un tema de 7 Notas 7 Colores... ;)
EliminarEspera... O.u
ResponderEliminarTenía pensado terminar esta parte e ir directamente a la 4, peeeroooo.... ¡No puedo! Es decir, ¡sí! ¡iba a hacerlo! Y entonces... ¡La Luciérnaga bombillil se ha iluminado en mi cabeza!
Si la Madre de Sofía sabe que su nombre es Dulce Nombre es porque... ¡La abuela vive dentro de Sofía! ¡Ha poseído su cuerpo!
Vale... ¡Que seguro que me equivoco! Pero por si cuela ;P
Pooor cierto:
"Ella lucía su traje de licra negro, en el mirador, sin testigos. Donde tantas veces habían usado el coche como dormitorio de las mil delicias. Como mil
Alicias haciéndole caricias, conduciéndolo al país de las maravillas."
Me he enamoriscado de este párrafo. Suena musical. Muy musical. Música Fantásticamente Tétrica.
¡A por el siguiente! ¡Wiki! ;)
Jajajjajajjajaja... Puede ser que algo de lo que dices, metaforicamente, sea así... Pronto el desenlace y todas las dudas quedarán disipadas.
EliminarTal cual, esa frase suena musical porque la he cogido prestada de una canción. Un guiño a un tema de 7 Notas, 7 Colores.
¡Gracias Wiki Wiiiii! ;)