martes, 7 de abril de 2015

Caracol

Nadie sabe donde estoy, hasta que llueve, luego me buscan, a mí y a mis hermanos, nos dan caza, soy lento y llevo mi casa a cuestas, ese soy yo, una recurrente adivinanza, un rastro viscoso que aparece y desaparece como por arte de magia y es que a pesar de mi mencionada lentitud, ahora me ves aquí y ahora me ves allá, ¿Como he logrado subir hasta el borde de tu silla playera? Si hace un momento no estaba...

Esos críos que me tocan los ojos, les hace gracia que mis tentáculos se reduzcan como antenas de radio, la punta del dedo de un niño comparada con mis pequeñas retinas, es como aplastar un huevo de codorniz con una pelota de baloncesto, la rugosidad de sus yemas sobre mis frágiles ojos, es muy molesto, la verdad.

Soy hermafrodita y nos apareamos con penetración simultánea, ya os gustaría a muchos de vosotros poder hacer esto, es un placer inconmensurable y podemos y solemos estar una eternidad gozando del sexo, completamente enganchados por nuestra viscosidad, un deleite que jamas conoceréis.

¿Sabéis lo que es que te hiervan vivo? Y que luego te succionen, con salsa dicen, estamos tremendamente deliciosos, hay a quienes les damos asco, no nos comen, sin habernos probado, se echan atrás al vernos en el plato, a los que sí que nos comen, una cosa les deseo, que succionen con ímpetu y tras nuestros cuerpecitos hervidos... ¡Se traguen una buena mierda!

Mi caparazón es la espiral más hermosa de la tierra, los caracoles no tenemos abuela, de cientos de millones de formas y colores, no hay dos conchas de caracol idénticas, como las huellas dactilares de vuestros odiosos dedos, excepto el de algunos pocos, sí, hay humanos a los que les gusta que un caracol como yo, se les pasee por el cuerpo, gozan de nuestro tacto, de nuestra mucosidad, yo encantado te embadurno, no hace falta que compres crema de caracoles muertos enlatada, por un precio desorbitado, para rejuvenecer tu piel, es incluso más efectiva la de un caracol vivo qué, sin complejos, te vestiría con su viscosa mermelada amarillenta, totalmente gratis.

Ahora empieza a llover, olfateo tu jardín, pronto daré un paseo por ahí, vigila no me pises, no me des caza, ponme en tu brazo y deja que te bese, no podemos penetrarnos simultaneamente, pero podríamos pasar un buen rato.



Fin

18 comentarios:

  1. ¡¡¡Aiiiix!!! Curiosamente, esta mañana, mientras caminaba por la calle, he visto a una mujer rescatar a un caracol... ¡Al menos lo ha salvado del suelo!
    ¡Me encantan! Los caracoles me parecen super mega graciosos *-* ¡Es chulisimo lo que has escrito! ¡Edgar!
    ¡Besis! ;)

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    1. ¡Muchas gracias Campanilla! Seeee, que buena mujer rescatando al caracol! Es un animal muy auténtico, me encanta, su belleza, su parsimonia, su sabor...
      Gracias por tu positiva valoración.
      ¡Besis Feroz! ;)

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  2. Muy ameno tu relato, tiene sus pros y sus contra ser caracol. La envidia que me da como disfrutan del sexo je, en cuanto a lo de ser comida, bueno eso es otra cosa, :) muy gracioso relato.
    Saludos!

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    1. ¡Gracias Alejandra! Sí, la vida del caracol tiene sus buenas sex-periencias, pero eso de que te hiervan vivo...
      Me apetecía escribir algo ameno y divertido, me alegra que haya resultado.
      ¡Un abrazo compañera, nos leemos en el duelo!

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  3. Jjajaja Qué buena la voz del caracol!! Me ha encantado lo descriptivo de su vida y su cabreo con los humanos.
    Un saludo

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    1. ¡Muchas gracias Yolanda! La risa es la mejor valoración para este micro, ese era el objetivo... Malditos humanos come caracoles!!!
      ¡Un Saludo Amiga! ;)

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  4. Curiosa perspectiva, la de un caracol,que jamás me había planteado. Precisamente hoy paseando a mis perros aparté uno de la acera. Interesante ponerse en el caparazón de otro

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    1. ¡Gracias Eva! Para curiosos los comentarios, a ver si vas a ser la mujer que vió Campanilla esta mañana... Sí, me gusta ponerme en la piel de otros seres, es la magia de leer y escribir.
      ¡Bienvenida al blog, un abrazo! ;)

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  5. Curioso, un caracol de narrativa ágil y fluida. Tierna visión Edgar.

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    1. ¡Gracias Alejandro! Me alegra que te haya parecido ágil y fluido.
      Preferiría un achuchón de la tía Agnes que un caracol me embadurnara de mocos... Tierno pero viscoso.
      ¡Un abrazo compañero!

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  6. Me ha gustado mucho, ese caracol en concreto se describe muy bien, qué lástima que tengan que aguantar nuestros odiosos dedos. Reconozco que soy de las que les ha tocado los ojos de las que no se lo comen y de las que hacía carreras de caracoles. Genial compi.

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    1. ¡Muchas gracias María! Yo les tocaba los ojos y me los comía, pero ahora ya no, ahora los protejo de mis hijos...
      ¡Un abrazo compi! ;)

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  7. Qué curioso relato, Edgar! Es inocente, como un cuento de niños; pero también irónico, como solo un adulto puede entender. Esa contraposición y el tema que tratas, en primera persona, me sugiere una palabra para calificarlo: delicioso.
    Tu texto además huele a hierba, se ve en claves de verde, está cubierto por una delicada pátina viscosa y tiene sonido de lluvia al fondo. No se puede pedir más, me encantó!! He dicho ya que es original y delicioso?? Pues no me importa repetirlo: lo es :))

    Me encanta cuando escribís cosas que no espero, diferentes para el estilo de cada uno, y tú hoy me has sorprendido, mil gracias!!

    Un abrazo grande!!

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    1. Wooow... ¡Mil gracias Julia!
      Pedazo de valoración, me encanta, me encantas!!!
      Una delicia leerte...
      ¡Un fuerte abrazo amiga! ;)

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  8. Aquí sigo, después de varios minutos y releyendo tu relato, con una bobalicona sonrisa en mis labios..
    Me ha encantado¡¡
    Siempre me gustó desde niña ponerle voz a los animales, si viviera en la India practicaría el animismo, seguro, pero como vivo aquí en este pseudo mundo civilizadamente correcto, me conformo con adorar a todo lo que suene a animalidad.
    Fantático tu relato¡ un abrazote, Edgar y GRACIAS

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    1. ¡Muchas gracias Clara!
      ¡¡¡El animalismooo va a llegaaaaaar!!!
      Un placer dejarte una bobalicona sonrisa con este acaracolado relatillo...
      ¡Un abrazo animalístico amiga! ;)

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  9. Me sorprendes con este relato. Te pones en la piel de un caracol y me haces preguntarte: ¿no serás un caracol? Porque la verdad, describes a la perfección lo que quizá sientan estos animalitos. Hablas de verdades como puños y realizas una pequeña crítica a su uso: como el de la comida y las cremas. Pero también dejas ver cosas por la que deberíamos sentir envidia de ellos. Un gran contraste.
    A mí también me gustan los caracoles (no como comida, sino como ser vivo).
    Un abrazo, Edgar.

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    1. ¡Muchas gracias Ricardo! Me alegra enormemente haberte sorprendido con este relato. Jajajjajaa, un poco caracol si que soy, me gusta saborear lentamente la vida y necesito de la naturaleza para subsistir.
      Me honra tu valoración y análisis del texto.
      ¡Un Abrazo Amigo de Letras!

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